martes, mayo 13, 2008

Born to be... rociero

(Con esta entrada inaguro una serie dirigida a ciertos colectivos que se merecen un buen arponazo)
"Ser rociero es un estilo de vida, no es algo que se pueda improvisar de la noche a la mañana. Es algo que se mama desde pequeño y que pasa de generación en generación. Más que una pasión o una creencia ser rociero es un modo de vida." Con esta frase lapidaria, que podría haber pronunciado un rockero indomable o cualquier amante del tunning, es como suelen explicar los rocieros su querencia a disfrazarse cada primavera para acudir a su cita anual con la virgen del Rocío. ¿Pero ante un mismo sentimiento vital como podemos diferenciar a un rociero de un hooligan o de un cani?

En primer lugar para ser rociero se deben seguir unas estrictas normas de etiqueta en el vestir. Aunque vayamos al campo no puede uno pasearse por una romería en chandal y zapatillas de deporte como un yonky de barrio. De eso nada. El auténtico rociero debe vestir pantalón oscuro pirata ceñido de cintura alta y acampanado(uff!!!), con tirantes y torera(que puede ser más clara). Se admite el chaleco, aunque no es imprescindible. La camisa ha de ser blanca, sin corbata. Total... una pasta.

El calzado consistirá en unos elegantes botos camperos, de Valverde del Camino por supuesto. En el pecho se debe lucir un colgante de plata de la hermandad digno del pecho de M.A. Barracus(cuanto más grande mejor). En ningún caso se colgará de una cadena sino de un cordón salomónico verde(o verdiblanco)de hilo. Para rematar el conjunto un sombrero cordobés en color negro o arena, nunca rojo pues se corre el peligro de ser confundido con el Tio Pepe. Y por supuesto un caballo con sus moscas, que sin caballo ni se es rociero ni se es ná. Aunque para pagar el caballo tengas que empeñarte hasta las cejas.

Éste sería el modelo "top class". Pero también se puede optar por la versión "casual" que consiste en tejanos arremetidos en los botos, camisa de sport arremangada, gorra campera y gafas de sol. En este modelo el caballo se puede sustituir por un flamante 4x4(precio por precio llevas a la familia). Y finalmente nos queda la opción "rural" que es muy parecida a la "casual" pero con sombrero de paja y vara de palo. Esta versión además del caballo viene con carreta de serie y nevera para refrescar la bebida.

Si se tienen dotes musicales se puede optar por diversos instrumentos: el tamboril(de color verde por supuesto) y la flauta rociera tocados a la vez, el cajón gitano o la guitarra flamenca(abstenerse principiantes). Si se tiene buena voz se puede uno arrancar a cantar o unirse a un coro rociero. Los más negados se limitarán a dar palmas o a lanzar olés cuando corresponda.

Pero lo que verdaderamente convierte a un excursionista disfrazado en un auténtico rociero es el asalto a la ermita del Rocío. Ahí es donde recibe su auténtico bautismo rociero. En plena catársis de cuerpos masculinos sudorosos peleando por saltar la verja, en ese ambiente de histeria colectiva descontrolada, ahí, precisamente ahí, es donde el advenedizo siente que a partir de ese momento será rociero hasta la muerte. Y nada ni nadie podrá cambiarlo. Porque ser rociero es una forma de vivir... cuatro días de romería y todo un año de hipoteca.
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3 comentarios:

Charlie dijo...

"(Con esta entrada inaguro una serie dirigida a ciertos colectivos que se merecen un buen arponazo)"

Con ésta no, con la anterior.

c.e.t.i.n.a. dijo...

Home Charlie hi-hat, l'anterior no anava dirigida contra els gitanos, era més que res un toc d'atenció sobre com de diferents s'interpretan las coses depenent de qui las faci. De fet només pretenia ser un detall cosumbrista.

Sento que s'hagui pogut malinterpretar.

Gerard Agudo dijo...

Aquests es tornen tots 'locus' per treure la verge...després parlem de fanatisme religiós en altres pobles?